Warcraft (2016)

El primero (y quizá único U.U) encuentro entre dos mundos llegó a nosotros el 2016. La película basada en el exitoso y aclamado juego de Warcraft debía dejar la vara alta si quería seguir viva, y al parecer, no lo logró… Los fans la resistieron mucho, la crítica la destrozó, y bueno, vamos a analizar que pasó con esta entrega. 

El lore de Warcraft es algo fascinante, enorme, y difícil. Los fans son canónicos, duros en relación a los puntos de vista o libertades que se puedan tomar reinterpretando una saga ya sea en formato película o serie. Duncan Jones se arriesgó, tomó el proyecto y partió a darle vida a Warcraft en el live action.

La entrega se centra en como el mundo de los Orcos, Draenor, estaba muriendo, y era necesario encontrar una nueva tierra. Mediante un portal oscuro, Gul’dan llevó a algunos soldados de la Horda a Azeroth, un planeta que debían conquistar para asegurar su supervivencia. En este planeta se encontraban los humanos, junto a enanos y elfos. Ellos no iban a permitir que estos invasores, asesinaran y capturara a su pueblo, de ahí nace la guerra entre estas dos facciones.

Analizando la película como tal, creo que lo hace bien, explicando muchas cosas del Lore que son imcomprensibles, y las hace amenas de entender. Se entiende porqué llegan los Orcos, se entiende que hace la Vil y quiénes son los que la poseen, entendemos quiénes son los Kirin Tor, los magos, el guardián, los clanes orcos, las tradiciones de los orcos, se logran entender de buena forma, quizá superficialmente, pero lo consiguen.

Desde el punto visual, la película es alucinante. Casi se logran sentir los Orcos como seres reales. El trabajo de la cinemática es tremendo, lo mismo que el de los paisajes, inclusive el del final de la entrega, que es un paraje de Chile, las Torres del Paine (lo descubrí gracias a una autóctona de la zona, que me dijo, mira las TORRES, mientras veíamos la película).

A nivel actoral la película también es positiva. Me gustó mucho lo que hace Travis Fimmel como Alduin Lothar, lo mismo que Ben Foster como Medivh, Ben Schnetzer como Khadgar y Paula Patton como Garona. Lo otro rescatable de la entrega es la música. Para mí es un himno el soundtrack inicial y el que se llama «The Horde», simplemente épicos.

Entonces… ¿En qué falla Warcraft? El público al que iba acotado era muy específico. Si bien son muchos los jugadores de World of Warcraft a lo largo del globo, tampoco es una amplia mayoría como para tener una recaudación positiva, más si a estos fans no les gustó la película, alegando principalmente sus faltas de cercanía con el canon.

Otro punto que no atrajo a las masas fue que sin duda no engancharon. Habíamos dicho más arriba que una de las virtudes era explicar bien muchos conceptos de Warcraft que son complejos de digerir, pero eso mismo hizo que la película sea poco profunda, carezca de cierta empatía con el espectador. Lamentablemente va muy por lo superficial, queriendo abarcar mucho (explicándolo bien), pero quedando corto en la profundidad de sus tramas. El momento épico de Durotán, queda muy en la nada…

Quizá la idea era hacer una serie… Eso pensaba yo, teniendo en cuenta el amplio lore que tiene Warcraft, desde la llegada de los Orcos a Azeroth, e incluso antes que eso, con los dragones aspectos, el vacío abisal, los Titanes, la Legión, y etcétera. Quizá, esa hubiese sido la mejor decisión…

Finalmente, Warcraft queda corta para mostrar lo enorme y majestuoso del juego, dejándola en una aventura insípida, que me gustó, pero que no terminó por atrapar a la gran masa, ni tampoco a los fanáticos… ¿Me gustaría una 2? Claro que sí, y ojalá se dé, y ojalá tenga una redención, pero más me gustaría una serie, quizá no live action, con cinemáticas, que pudieran realizar para unir más los juegos, y explicarnos más de su lore, sería entretenido.

Nota: 6.8