El distópico Elseworld de Mark Waid y Alex Ross

Hablemos de Kingdom Come: 

Por: Rayén Miranda

Kingdom Come se nos presenta como una historia futurista y catastrófica de finales y muerte. Mark Waid nos guía de la mano de un hombre de fe y un supuesto ángel para sumergirnos aún más en este ambiente apocalíptico. Varios años en el futuro los héroes que conocemos han abandonado sus labores con el mundo y su descendencia a tomado el control de los cielos y la tierra. Los nuevos metahumanos abusan de sus poderes de manera violenta y los humanos, por miedo, han dejado que ellos sean sus nuevos «salvadores».

Un hombre común, llamado Norman McCay, es elegido para portar visiones sobre el fin del mundo. Acompañado de Spectre, quien se le aparece como angel dentro de una iglesia, viaja por el tiempo y el espacio tratando de comprender cómo es que el mundo llegará a su fin. La respuesta es clara, los nuevos metahumanos. En este viaje, entre sueños y visiones, McCay y Spectre son llevados hasta los antiguos héroes, nuestros héroes, que ya retirados ven con indiferencia como se acaba de a poco el mundo.

Vemos al viejo Superman, viejo de espíritu porque por su cuerpo y rostro no pasan muchos años, enclaustrado en su fortaleza de la soledad, llorando la muerte de sus padres y esposa y de un mundo al que no le pudo seguir el paso, también a una rebelde y aguerrida Wonder Woman, quien a su manera no ha dejado de querer salvar el mundo. Un Green Lantern recluido en una ciudad satélite, un Flash que corre sin descanso entre tiempos y realidades protegiendo su ciudad y, entre otros, un viejo y cansado Bruce Wayne que patrulla su territorio con soldados tecnológicos desde su cueva.

Por medio de las visiones de McCay, Spectre nos muestra como Diana le pide a Clark que vuelva a a ser un símbolo de esperanza y guíen a los antiguos dioses para acabar con las jóvenes amenazas ¿Pero cómo? ¿Es Superman un símbolo suficiente para convencer a las masas? ¿Sus convicciones morales serán adecuadas para las nuevas y violentas generaciones? ¿Es la fuerza lo que se necesita para mantener a raya a estos «nuevos héroes»? ¿Porque los dioses deben arreglar un problema de humanos? ¿Que hará la humanidad al respecto?

Entre antiguos héroes y villanos, nos adentramos en una historia que pone en jaque nuestra idea de libertad y orden. Viajamos desde el punto de vista del héroe, hasta el punto de vista del ser humano, que ya esta cansado de la dominación de los «todo poderosos». Con las visiones incrementandose y el fin cada vez más cerca, Spectre y McCay ven como cada bando va tomando sus propias decisiones sin consultar al otro, lo que provoca una inevitable guerra que se asemeja a las visiones apocalípticas de McCay.

Los nuevos héroes, algunos tan villanos como los de antaño, reclaman tiranía por parte de Superman y al ver coartada su libertad deciden atacar con todo, desatando una batalla interminable. Las nuevas naciones unidas deciden que de una vez por todas hay que terminar con esos metahumanos, buenos o malos, y volver a reclamar el poder y orden sobre la tierra. Solo alguien, un alma noble, pero corrompida en esta saga, puede realmente tomar una decisión sobre este asunto, alguien cuya dualidad, dios y hombre, le permita estar en el lado de ambos y ese alguien es nada menos que Billy Batson, el niño, ya hombre, con poderes de Dios.

Batson decide hacer el sacrificio máximo y en su hazaña gran parte de los metahumanos mueren definitivamente. Kal, lleno de ira, decide ir en contra de los humanos pero es aquí donde el alma noble del hombre común, como tú y como yo, van en busca de la humanidad de Superman. Y es Norman McCay quien con su discurso le recuerda a Superman que él no es sólo Kal-L si no también Clark Kent, y que aquí en la tierra los humanos y los metahumanos se necesitan mutuamente para traer la paz, haciendo reflexionar al kriptoneano.

Superman y sus demás súper-seguidores deciden no tomar el problema en sus manos, si no, buscar junto a los humanos soluciones para un mundo que siempre fue compartido.

Los restantes nuevos metahumanos se dividieron en quieres quisieron cambiar y quiénes no, pero la impresión de la última gran batalla fue suficiente para que la gran mayoría quisiera aprender de estos antiguos dioses como usar sus habilidades con responsabilidad, y nadie mejor para ayudar en esa labor que aquella que nunca perdió la fe, Wonder Woman.

La historia trata el lado más humano de un futuro incierto, podemos sentir el miedo de la gente y la frustración de los súper-hombres (y mujeres) de no poder controlar el mundo en el que viven. El arte hiperealista de Ross nos ayuda a sentir aún más la realidad en esta historia de ficción y el final nos da un halo de luz de esperanza dentro de la polvareda después de la batalla. El epílogo es enternecedor y nos muestra a la querida Trinidad respirando tranquilos luego del caos, con nuevas noticias y labores pero destacando el compañerismo y porque no decir, cariño, que estos héroes sienten el uno por el otro. Definitivamente, un regalo para el corazón.

Kingdom Come es sin duda un fuerte clásico que DC, imperdible para cualquier fan y para quien quiera deleitarse con una novela gráfica excelente sin necesidad de estar pendiente de una línea temporal canónica. Una historia potente y humana, de una tierra lejana y golpeada de la que esperamos nunca tengamos que ser parte.

Nota: 9.0