Estrenada en septiembre del 2018 en Irán, El Permiso llega a Chile, gracias a Cinetopía, este 5 de marzo. No se la pueden perder.

Por: Nirvana Rodríguez

El permiso, una película iraní dirigida por Soheil Beiraghi cuenta la historia de Afrooz, quien es la capitana del equipo de Futsal de Irán y a la vez tiene un tormentoso matrimonio junto a Yaser, hombre del que lleva separada un año. Con mucho esfuerzo, Afrooz y el equipo de futsal logran llegar a la final de la Copa Asiatica de Naciones, pero el día en que Afrooz, la histórica jugadora de Futsal debe viajar a Malasia no puede hacerlo porque su esposo se lo ha prohibido, acto que es amparado por la ley de Irán.

A lo largo de la historia del cine la desigualdad de género no ha sido abordada como se requiere, por el contrario, muchos directores incluso han potenciado la violencia que se ejerce contra las mujeres a través de normalizar y estereotipar ciertas conductas. Aquellos directores que han intentado plantear el problema que genera el machismo, lo han hecho desde una mirada masculina que perpetua la violencia, ya que han establecido que para atender a estos temas deben haber situaciones límites como golpes, muertes, manipulación psicológica, mujeres sufriendo y siendo sumisas.

Muchas veces en estos intentos por abordar el machismo, el enfoque está en el hombre que ejerce este machismo extremo, se muestra como un psicópata y por su parte la mujer como una víctima indefensa que puede salir adelante a partir de su valentía. Finalmente, la figura de la mujer se romantiza una vez más por su capacidad para soportar el machismo, que al parecer se puede vencer nada más escapando de las garras de un hombre violento.

El permiso es una película que rompe con este problema en el cine. Afrooz es una mujer capaz de enfrentar a su esposo y a quien se le ponga por delante, ella tiene muy claro lo que quiere para su vida y esto es seguir con su exitosa carrera de deportista y divorciarse de Yaser. El apoyo que recibe para lograr su objetivo es deficiente, sin embargo, el largometraje deja en claro que este es un problema que surge desde la legislación, por lo tanto, desde la idiosincrasia de un país. De esta forma, se entiende que solo es necesario ser mujer y estar casada con un hombre para sufrir este tipo de represión. En el caso de Afrooz, el problema en su matrimonio radica en que ella no es la esposa que Yaseer quisiera tener, y este último no pretende aceptarlo. En ningún momento hay una situación límite entre ambos, aún así, el esfuerzo de Afrooz queda en la nada, sus sueños se han roto, no tiene un lugar donde vivir y está atada a un hombre que no ama.

La película es aún más ambiciosa, si bien el conflicto abarca las leyes de Irán lo cierto es que la situación que vive Afrooz es universal. Es una mujer perseguida por un hombre que no acepta que ella haya decidido ya no estar con él. A través de Yaser, se retrata la figura de un hombre sumamente egoísta al que no le basta que Afrooz sea una persona distinta que tenga otras aspiraciones en su vida, un hombre al que no le han educado en torno a la libertad femenina y si en favor de lo que debe ser o hacer una mujer. Cinematograficamente, está claro que el espectador empatiza con Afrooz. Es una película que no toma recursos expresivos como la música o la cámara lenta para aumentar la sensación de impotencia y frustración que vive Afrooz.

Es únicamente a través del montaje y la historia el medio por el que se logra comprender que la protagonista es una mujer que vive profundamente reprimida y triste a causa de lo que pasa con su carrera de deportista y su matrimonio. Son los planos inestables y varias veces sucios e incompletos los que expresan la realidad del machismo, los que dicen que no necesariamente debe haber un hombre psicópata y una mujer débil para sufrir desigualdad de género. A veces puedes ser una fuerte Afrooz y aún así sufrir situaciones profundamente violentas.