KINGSMAN: Servicio Secreto (2014)

Si es que hay algo alucinante y brutal en toda la extensión de su palabra es Kingsman. La historia de caballeros/espías británicos, basada en el cómic ‘The Secret Service’, nos entrega todo y más de lo que esperamos de una película de espionaje, al más puro estilo del Agente 007, con impecables secuencias de acción, entretención y violencia explícita.

Dirigida por Matthew Vaughn. La trama se centra en Eggsy (Taron Egerton), un joven de los barrios marginales de Inglaterra, que perdió a su padre por motivos que nadie sabe… solo murió en servicio. De igual forma, Eggsy es un prodigio, ya que posee grandes habilidades en lo que es la gimnasia, pero paulatinamente va desperdiciando oportunidades por la difícil vida que enfrenta. De repente, llega a su vida Harry (Colin Firth), que le ofrece una oportunidad única…

Visualmente la película es impecable. Quizá exagera un poco en algunos efectos, pero la dinámica de combate que tiene Kingsman es absolutamente arrolladora. Hecha para fans de este cine, que sin duda la amaron, y la amaran (Aquellos que no la han visto). La banda sonora acompaña a cada instante, sin dejar caer al espectador, sino que lo mantiene al borde del asiento constantemente… Esa secuencia en la iglesia… Manjar!

El villano de la entrega está bien interpretado por Samuel L. Jackson. Sus motivaciones son claras, es un plan sencillo, no muy complejo y bien llevado a cabo.

Hablando de Samuel L. Jackson, el film ostenta un cast envidiable, desde Michael Caine hasta y Mark Strong. Justo con eso, las actuaciones son notables, y no esperamos menos de tremendo elenco.

El punto flojo de la trama es Eggsy, no su interpretación, para nada, sino que su evolución como personaje. Se siente demasiado veloz al final de la película, pero bueno. Eso no quita que sea ágil, dinámica, entretenida y con maravillosas secuencias.

Aparte, dato curioso, la trama de ser y convertirse en un caballero inglés, aparte de ser un agente de una entidad súper secreta, es un guiñazo a la leyenda de Sean Conery, cuando se dispuso a interpretar a James Bond. El director de esta primera entrega, en 1962, se preocupó de que Conery fuera un perfecto caballero inglés antes de interpretar a Bond. Fascinante.

Nota: 8.2