Flow: Una Obra Maestra que Nos Enseña a Fluir con la Vida

Lo de Flow no tiene sentido. Esta película de animación, desarrollada por un estudio de Letonia en colaboración con Francia y Bélgica, ha arrasado en cada festival y premiación posible. Se llevó el Globo de Oro, el Lumière, el Annie y hasta el Oscar, además de triunfar en Annecy, Guadalajara, Nueva York, Sevilla, Boston, Los Ángeles y San Diego. Todo esto con un presupuesto de menos de 4 millones de dólares, logrando una recaudación que ya supera los 20 millones, y sigue creciendo.

Pero más allá de los premios y el éxito comercial, Flow es una experiencia visual y emocional incomparable. Nos cuenta la historia de un gatito negro solitario, que tras un gran cataclismo debe encontrar la forma de sobrevivir en un mundo postapocalíptico donde se siente la presencia humana, pero no hay humanos.

La película nos sumerge en una reflexión profunda sobre el cambio, la aceptación y la importancia de fluir con la vida, en lugar de resistirse a lo inevitable.

A nivel técnico, Flow es una obra de arte absoluta. Cada escena está cargada de detalle y emoción, con una ambientación inmersiva que te lleva a través de un torbellino de sentimientos. Personalmente, verla fue una experiencia visceral, ya que me recordó a mis dos gatitas negras, especialmente a Shuri.

La película no tiene diálogos, pero no los necesita. Su mensaje sobre la convivencia, la supervivencia y la necesidad de apoyarnos en otros es universal y poderoso. Además, juega con la interpretación de una forma magistral: no hay una sola lectura correcta, pero tampoco hay una errónea, ya que cada espectador la vive desde su propia experiencia y visión de la vida.

Con una duración de 1 hora y 25 minutos, Flow es un viaje hipnótico e inolvidable. No estamos acostumbrados a ver películas así en la gran pantalla, pero vale la pena dejarse llevar, sumergirse en su mundo y simplemente fluir.

Nota: 10/10 – Una obra maestra imperdible.