Breaking Bad
Arte puro, en toda su expresión. Los productos audiovisuales son catalogados como un tipo de arte, y Breaking Bad encaja a la perfección, y en lo más alto de esta definición. Desde los planos, la psicología del color, el plot twist, el desarrollo de personajes, la música y la fotografía, todo es realizado con sumo detalle. Una oda para los amantes de la televisión y las series, que si no han visto, deben ver ya.
Breaking Bad nos cuenta la historia de como un sobrecalificado profesor de Química es diafnosticado con cáncer, y termina siendo uno de los capos de drogas más grandes de Estados Unidos, exportando sus productos más allá de sus fronteras.
Muchos dicen que parte un poquito lenta, pero sabes, yo no lo considero de esa forma. Su primera temporada es clave para conocer la evolución de personaje de Walter White, nuestro protagonista, y en como se van desarrollando los secundarios, como Jesse Pinkman, Skyler, Marie y Hank. La segunda y la tercera nos muestran el cambio de Walter a Heisenberg. La cuarta es excepcional y la quinta termina siendo la guinda de la torta.
A nivel actoral, la serie es BRUTAL. Anna Gunn (Skyler) y Aaron Paul (Jesse Pinkman) se llenaron de premios como actores de reparto, lo mismo para Bryan Cranston (Walter White), que arrasaba cada año en los Globos de Oro. El resto del cast es fantástico. Bob Odenkirk (Saul Goodman), Jonathan Banks (Mike) y el propio Giancarlo Esposito (Gustavo Fring), rebosan de talento y lo sacan a relucir en pantalla.
En relación a la música, perfecta. Su soundtrack introductorio me eriza la piel, Negro y Azul, una de las piezas originales de la serie es tremenda, y el resto de canciones que rodean la serie calzan muy bien con lo que quieren contar en esos planos, o lo que quieren contar más adelante. Hablando de planos, la estética de Breaking Bad es preciosa. Algunos la consideran lenta por este aspecto, porque hay que prestar mucha atención a los detalles, los colores, los objetos que adornan el plano, y sus intros muchas veces incomprensibles, pero que cierran de forma excelsa el cuadro total, una vez terminado el capítulo, o incluso la temporada (el caso del oso de peluche sin un ojo).
La trama… Aaaay la trama. Simplemente hermosa. Hay dos momentos algo criticados de lo sucedido en la serie, por como suceden, el final de la cuarta temporada, que tiene como protagonista a Gustavo Fring, y el final de la serie, con Walter White. Estos momentos, sobre todo el primero, te dejan perplejo, con muchas sensaciones extrañas en la cabeza, pero funcionan de muy buena forma para generar ese impacto y confusión en el espectador.
La serie encanta, atrapa, y para mí, debe ser la mejor de todas, o al menos es lo mejor que yo he visto (tampoco he visto tanta serie de culto ah). Vince Gilligan es un genio, que logró convertirse en uno de los mejores directores por esta serie, y por Better Call Saul, serie que estamos próximos a analizar.
Nota: 10.0, obra de arte.